viernes, julio 06, 2007

Bestiario


Francisco Ferrer Lerín
El bestiario de Ferrer Lerín
Círculo de Lectores / Galaxia Gutenberg, 2007. 295 páginas.
ISBN 978-84-8109-677-4

El género del Bestiario tiene su origen en la Edad Media. Son los bestiarios un compendio de descripciones de bestias, mejor o peor conocidas por su autor, al que le importa más el valor alegórico y la lección moralizante que la exactitud en la descripción. Este Bestiario que ahora nos presenta Ferrer Lerín no es tanto una obra de autor (al menos en apariencia) sino un compendio de muy variadas fuentes, entre las que destacan el Tesoro de Covarrubias, el Diccionario de Autoridades, y otras fuentes menos fiables, como el Diccionario Infernal de Collin de Plancy, en dudosa edición de la editorial Taber de 1968. Es la forma final que hubo de tomar el proyecto de tesis doctoral del autor, que inicialmente versaba sobre los ornitónimos en el Diccionario de Autoridades, después de que "la persona trabajosamente encontrada para dirigir la tesis muere, por arma blanca, a manos de un subalterno".

Aunque breve, es ésta una obra sustanciosa, en la que el autor es generoso con el lector. Alguien más torpe se habría entusiasmado con alguno de los hallazgos que aquí se cuentan, y les habría dado forma más extensa, con toda seguridad más deficiente. Baste citar, por ejemplo, el caso de Vicente Avellanas, cuyas verrugas, al cortarlas, tenían vida propia; es también memorable la noticia sobre el último oriundo de Comiaces (Salamanca), que vivió largos años en las cloacas de una ciudad alemana, y que a su muerte planteó a los científicos teutones enigmas que con toda seguridad no han sido resueltos aún. Entre otras muchas cosas, también se nos informa de las curiosas y peligrosas costumbres del lagarto ocelado, a las que nos hemos referido en otro sitio, y la terrible historia del agujero del castillo de Carnoet. O la entrada de asno, que empieza:
Animal conocido, doméstico y familiar al hombre, de mucho provecho y poco gasto, de grande servicio y que no da ruido, salvo quando rebuzna, que aquel rato es insufrible.
Los bestiarios medievales mostraban al lector la sabiduría y onmipotencia de Dios, creador de todos los animales que allí se describen. Ahora vivimos en tiempos menos ingenuos, y quizá más extraños y absurdos. Quizá éste sea el único bestiario posible, ahora.

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1 Comments:

Blogger Tomás Hijo said...

Qué libro más maravilloso. Si no fuera porque hay otros, habría que volver a empezarlo al terminar.

1:55 p. m.  

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